La tipografia Helvetica tiene
su origen en 1957, en Basilea, Suiza. Donde Max Miedinger por encargo de Edouard
Hoffmann hace un rediseño de la tipografía Akzindenz Grotesk de 1896. El
principal cambio que hizo Miedinger fue aumentar la Altura X para que no fuera
tan aplastada y tuviese una mejor legibilidad, aparte de los sutiles cambios en
las letras: c, C, J, R y Q.
Este restyling fue llamado
originalmente Neue Haas Grotesk. Posteriormente rebautizada como Helvetica (“suiza”)
por la empresa Linotype para poder venderla en Estados Unidos.
La Helvetica se empezó a
hacer enormemente popular hacia finales de los 60 por su gran influencia en el
estilo tipográfico internacional, particularmente en identidades corporativas.
Es fácil confunir la
Helvetica con la Akzindenz o con la Arial, entre otras. Es una tipografia que a
pesar de ser una de las más utilizadas del mundo, resulta dar más problemas de
los que parece, en cuestión de interletrado, justificación, combinación con tipografias con
serifa, legibilidad en tamaños pequeños; una postura bastante respaldada es que
debería ser usada tan solo para titulares y a gran tamaño.
En 2007, con motivo del 50º Aniversario de esta tipografía, se estreno la película
documental “Helvetica”,
dirigida por Gary Hustwit y que incluye entrevistas con los mejores nombres del mundo del diseño.
A simple vista parece que tiene una
estructura bastante superficial, ya que aparecen una linea de reconocidos
diseñadores, uno tras otro, explicando porque aman u odian la helvetica, que
por cierto llega a resultar muy sorprendente la controversia de posturas y al
nivel al que llegan, pero no se para en esa posición de forofo de la
tipografia, sino que invita a la reflexión. Creo que lo interesante del documental
no pasa por la Helvetica en si, sino en poner en evidencia el momento por el
que pasa la actividad, el cruce de opiniones, las formas de concebir al diseño
gráfico.
Así que la
omnipresente Helvetica parece ser una tipografía que nunca se puede apartar o ignorar,
aunque no siempre debe aparecer. Su neutralidad y equilibrio, quizás su
característica más explícita, es tanto su virtud como su defecto.
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